
Tengo el honor de presentaros otro relato de mi buen amigo Andrés Pons. Corto, pero intenso y muy emotivo, como el acostumbra, demostrando que, aunque se salga de su línea habitual, como en esta ocasión, sigue siendo un maestro de la palabra.
Mis necesidades
No necesito este techo si se encuentra vacío, quédate con el coche, solo necesito el martillo para demostrar que las necesidades que se compran con dinero son fáciles de destrozar.
¿Quieres de verdad saber mis necesidades? Son sencillas, o tal vez imposibles de conseguir si no es cerrando los ojos al amparo de la luna.
Necesito encontrar ese lugar donde el sol jamás deje de brillar ante el resplandor de nuestra felicidad. Desnudos en campos verdes, llenos de la pureza de gentes desinteresadas que tienden sus manos al abrazo de sus hijos, que aman lo que tocan sin destruir ese entorno.
¡Ayúdame a encontrarlo! El otro día lo vi. En mi mente se distinguían a personas de todas las razas y edades trabajando en campos de margaritas que abrían sus horizontes con cantos de poesía.
Nadie necesitaba el poder, las armas dejaban de construirse, las lágrimas se convertían en sonrisas, nos amábamos en el manto de las estrellas.
¿No sabes encontrar el lugar? Es más fácil de lo que parece. Solo siente mi amor. El camino somos nosotros mismos.
AP